Las tasas más bajas de mortalidad por enfermedades coronarias se registran actualmente en los países en los que el aceite de oliva es prácticamente la única grasa que se consume.
Profesor Francisco Grande Covián
LA PIRÁMIDE DE LA DIETA MEDITERRÁNEA
Esta pirámide, que representa la dieta mediterránea óptima y tradicional, se basa en las tradiciones nutricionales de Creta y el sur de Italia en los años sesenta. Se fundamenta en las investigaciones sobre nutrición realizadas en 1993 y que el Profesor Walter Willet presentó durante la Conferencia Internacional sobre la Dieta Mediterránea celebrada en ese mismo año en Cambridge, Massachusetts.
La pirámide de la dieta mediterránea subraya la importancia de los alimentos que constituyen los principales grupos de alimentos. Cada uno de estos grupos de alimentos individuales proporciona algunos de los nutrientes que uno necesita, aunque no todos. Los alimentos de un grupo no pueden sustituir a los de otro grupo. Todos los grupos son necesarios para conseguir una dieta saludable.
Estos son los productos básicos de la dieta mediterránea, en orden descendente de cantidad y frecuencia recomendadas:
Cereales
Frutas y verduras
Legumbres y frutos secos
Aceite de oliva y aceitunas
Productos lácteos
Queso, yogur y otros productos lácteos, sin mención especial a la leche.
Pescado
Se presenta como una proteína de primera clase, antes que los huevos y las aves de corral.
La cúspide de la pirámide, en la que se sitúan los alimentos cuyo consumo es el menos aconsejable, está ocupada por las carnes rojas y, justo debajo, pero con poca diferencia, se encuentran los dulces y los pasteles. La actividad física regular y una hidratación adecuada son vitales para conservar una buena salud y un peso óptimo. El vino se puede consumir con moderación, principalmente con las comidas (1 o 2 vasos al día). Es opcional y debe evitarse siempre que ponga en peligro al propio individuo o a los demás.
EL ACEITE DE OLIVA Y LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo industrializado. Numerosos estudios han documentado que la arteriosclerosis está estrechamente relacionada con los hábitos alimentarios, el estilo de vida y algunos aspectos del desarrollo económico. La progresión de la arteriosclerosis depende de muchos factores: los más importantes son el colesterol alto en sangre, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo.
¿QUÉ ES LA ARTERIOSCLEROSIS?
La arteriosclerosis es la enfermedad en la que se depositan placas cargadas de colesterol (conocidas como ateromas) en las paredes de las arterias. Esto impide que la sangre llegue a los tejidos y obstruye el funcionamiento de los órganos vitales, como el corazón y el cerebro.
¿CUÁLES SON SUS CONSECUENCIAS?
Cuando el corazón está afectado, la arteriosclerosis causa angina de pecho e infarto de miocardio y aumenta el riesgo de muerte súbita cardíaca. Cuando afecta al cerebro, se produce una trombosis cerebral que provoca parálisis muscular, pérdida de capacidad cognitiva y riesgo de demencia. También puede afectar a la aorta y las arterias de las piernas, lo que provoca dolor y dificultad para caminar y riesgo de necrosis y gangrena.
Cuando una placa de grasa se rompe, por ejemplo, debido a un aumento de la presión arterial, las pequeñas arterias de la placa también se rompen. Se desencadena una respuesta en la que ciertas células que se encuentran en la sangre, conocidas como plaquetas o trombocitos, se unen para formar un trombo o un coágulo de sangre.
El coágulo de sangre circula a través de las arterias; pero, cuando es más grande que el vaso sanguíneo, causa obstrucción. Como la sangre no puede circular, el tejido o el órgano muere.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA ARTERIOSCLEROSIS
Se ha demostrado que el aceite de oliva tiene un efecto en la prevención de la aparición de coágulos de sangre y la agregación de plaquetas. Se ha observado que, al evitar una coagulación sanguínea excesiva, las dietas ricas en aceite de oliva pueden atenuar el efecto que tienen los alimentos grasos en la formación de coágulos sanguíneos. Contribuye por tanto a la baja incidencia de insuficiencia cardíaca en los países en los que la principal grasa que se consume es el aceite de oliva.
¿QUÉ ES EL COLESTEROL?
El colesterol es una sustancia grasa presente en los alimentos de origen animal. Las dietas que contienen una gran cantidad de grasas animales aumentan el nivel de colesterol en la sangre, uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares.
Las lipoproteínas transportan las grasas (triglicéridos) y el colesterol por la sangre. El colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad [lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y lipoproteínas de baja densidad (LDL)] es aterogénico, lo que deteriora las paredes de los vasos. En estadios más avanzados, esto puede conducir a un ataque cardíaco agudo. Dicho colesterol se conoce como «colesterol malo». En cambio, el colesterol ligado a las lipoproteínas de alta densidad (conocido como colesterol HDL) se denomina «colesterol bueno» porque protege frente a la aparición de enfermedades cardiovasculares. Las lipoproteínas de alta densidad eliminan el colesterol libre de las células, después lo esterifican y lo conducen al hígado, donde se elimina con la bilis.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL COLESTEROL
El aceite de oliva reduce los niveles de colesterol total en la sangre, el colesterol LDL y los triglicéridos. Además no altera los niveles de colesterol HDL (e incluso puede elevarlos). Esto desempeña un papel protector y evita la formación de placas de grasa, estimulando así la eliminación de las lipoproteínas de baja densidad.
El efecto beneficioso del consumo de aceite de oliva frente a las enfermedades cardiovasculares se ha demostrado en la prevención primaria, porque reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad, y en la prevención secundaria, porque previene la recaída después de un primer episodio coronario.
En la actualidad, las investigaciones están revelando la eficacia de la dieta mediterránea en la prevención de recaídas y la influencia positiva del aceite de oliva en el estado de ánimo y para la depresión asociada a esos episodios coronarios. Estos hallazgos son muy importantes en vista de la alta incidencia de la depresión en el mundo moderno y el gran riesgo que representa en las enfermedades cardíacas recurrentes.
LAS PROPIEDADES ANTIOXIDANTES DEL ACEITE DE OLIVA
¿QUÉ SON LOS ANTIOXIDANTES Y EL ESTRÉS OXIDATIVO?
La oxidación es un proceso que ocurre no solo cuando se produce aceite, sino también dentro de nuestros propios cuerpos. En el interior del cuerpo se producen continuamente reacciones que dan lugar a la formación de radicales libres (peroxidantes). Por regla general, los radicales libres no causan daños graves, gracias a la protección que proporcionan los antioxidantes, que ayudan a mantener el equilibrio hasta cierto punto. Sin embargo, si se estropea el equilibrio, se produce un «estrés oxidativo» que conduce al deterioro de las funciones celulares normales e incluso a la muerte de las células.
La oxidación es un fenómeno complejo y esencial en el proceso de envejecimiento de las células. La peroxidación de lípidos o grasas tiende a ser proporcional al número de enlaces dobles en un compuesto, lo que explica por qué el ácido oleico muestra poca susceptibilidad a la oxidación.
Las membranas celulares contienen una gran cantidad de grasa y colesterol, y su composición depende de la dieta. Cuando la dieta contiene mucho aceite de oliva, las células son más resistentes a la oxidación, no se deterioran tanto y el envejecimiento es más lento.
Aproximadamente el 1,5% del aceite de oliva está compuesto por la fracción insaponificable, que contiene antioxidantes. El aceite de oliva virgen contiene las mayores cantidades de estas sustancias y otros componentes menores.
ANTIOXIDANTES EN EL ACEITE DE OLIVA
La vitamina E (alfa-tocoferol), los carotenoides y los compuestos fenólicos (fenoles simples como el hidroxitirosol y complejos como la oleuropeína) son todos antioxidantes cuya actividad se ha demostrado in vitro y recientemente in vivo. Se han observado sus cualidades para prevenir ciertas enfermedades y también el envejecimiento.
El contenido fenólico de los aceites de oliva varía según las condiciones climáticas de la zona de producción, el momento de la cosecha y el grado de madurez de las aceitunas. Los métodos de producción y almacenamiento del aceite también influyen. Los fenoles tienen innumerables propiedades biológicas: el hidroxitirosol, por ejemplo, inhibe la agregación plaquetaria y es antiinflamatorio, y la oleuropeína fomenta la formación de ácido nítrico, que es un potente vasodilatador y ejerce un fuerte efecto antibacteriano.
Se sabe que las LDL oxidadas son aterogénicas, y es ahí donde interviene el aceite de oliva porque tiene un efecto beneficioso y protector contra la oxidación de las LDL. Además, también fortalece otras células del cuerpo contra los efectos tóxicos de los oxidantes.
Parece que el alto contenido de antioxidantes de la dieta mediterránea contribuye significativamente a su efecto sobre la longevidad.
Estos antioxidantes se encuentran en las frutas y verduras frescas. Puesto que es el único aceite que se obtiene de una fruta, el aceite de oliva retiene una gran cantidad de sustancias, antioxidantes y vitaminas que le dan un valor nutritivo añadido.
Probablemente la explicación de este alto contenido de antioxidantes es que, debido a que la aceituna es una fruta que está expuesta al aire, tiene que protegerse del oxígeno. Para ello, sintetiza una mayor cantidad de antioxidantes, que pasan al aceite.
El aceite de oliva virgen, es decir, el aceite de oliva que no está refinado ni tratado de manera industrial, es particularmente rico en estas sustancias y tiene un fuerte efecto antioxidante. Protege contra los efectos perjudiciales de los radicales libres (actividad depuradora) y contra la aparición de cáncer.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL CÁNCER
El cáncer es una de las principales causas de muerte en los países desarrollados y su incidencia va en aumento.
Actualmente se reconoce que existe una relación entre la dieta y el desarrollo de un gran número de tumores malignos. La oxidación celular es uno de los mayores riesgos en la aparición del cáncer: cuanto más susceptible es la célula al oxígeno, mayor es el riesgo de cáncer.
Los tipos de cáncer más asociados con la dieta son el cáncer de colon y recto, el de próstata y el de mama.
Investigaciones recientes han revelado que el tipo de grasa parece tener una mayor repercusión en la aparición del cáncer que la cantidad de grasa.
¿QUÉ ES EL CÁNCER?
Un tumor es una inflamación o aumento anormal de una parte del tejido corporal. Los tumores pueden ser benignos o malignos.
Los tumores benignos son aquellos cuyas células permanecen en su posición original. Forman una masa celular localizada que, cuando crece, se encapsula y muy raramente causa la muerte.
Los tumores malignos o cancerosos, por el contrario, invaden el tejido donde crecen. A menudo pasan al flujo sanguíneo y al sistema linfático, y forman en otros sitios tumores secundarios conocidos como metástasis. La rapidez del crecimiento y de la metástasis varía según el tipo de tumor.
En la formación de los tumores intervienen diversos factores ambientales, tanto físicos (radiaciones) como químicos (determinados componentes de los alimentos), así como factores genéticos. Los factores ambientales son los más importantes en la mayoría de los tipos de cáncer.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL CÁNCER
Los estudios epidemiológicos sugieren que el aceite de oliva ejerce un efecto protector contra ciertos tumores malignos (mama, próstata, endometrio, tracto digestivo…).
Varios estudios han documentado que el aceite de oliva reduce el riesgo de cáncer de mama. Seguir una dieta saludable con aceite de oliva como principal fuente de grasa podría reducir considerablemente la incidencia del cáncer. La razón es que las mutaciones celulares causadas por el cáncer se deben en parte a las toxinas que, cuando se consumen a través de la dieta, atacan el ADN. Al pasar por el hígado, estas toxinas producen radicales libres que luego atacan el ADN. Para combatir estos radicales libres, el cuerpo necesita vitaminas y antioxidantes como los que contiene el aceite de oliva.
También se ha señalado que una dieta rica en aceite de oliva se asocia a un menor riesgo de cáncer de intestino. El efecto protector del aceite de oliva es independiente de la cantidad de fruta y verdura que se consuma en la dieta.
Estudios recientes han demostrado que el aceite de oliva proporciona protección frente al cáncer de colon. Existen investigaciones recientes centradas en las consecuencias metabólicas de las grasas, más específicamente en el papel protector del aceite de oliva frente a la enfermedad hepática crónica y al trastorno intestinal conocido como enfermedad de Crohn. Los resultados apuntan a los efectos beneficiosos del aceite de oliva en las lesiones precancerosas. Después de analizar tres tipos de dieta, los científicos han llegado a varias conclusiones. La dieta de aceite de oliva redujo el número de lesiones cancerosas; el número de tumores que se desarrollaron fue clara y considerablemente bajo; y los tumores fueron menos agresivos y tuvieron un mejor pronóstico.
Este efecto beneficioso podría estar relacionado con el ácido oleico, el ácido graso monoinsaturado predominante en el aceite de oliva. Se ha observado que este ácido graso disminuye la producción de prostaglandinas derivadas del ácido araquidónico, que a su vez desempeña un papel importante en la producción y el desarrollo de tumores.
Sin embargo, no se descarta que otros constituyentes del aceite de oliva, como los antioxidantes, los flavonoides, los polifenoles y el escualeno también puedan tener una influencia positiva. Se cree que el escualeno tiene un efecto favorable en la piel al reducir la incidencia de los melanomas.
El aceite de oliva también realza el sabor de las verduras y las legumbres, cuyos beneficios en la prevención del cáncer han sido sobradamente demostrados.
Algunas investigaciones actuales, muy prometedoras, se centran en la protección que ofrece el aceite de oliva contra la leucemia infantil y diversos cánceres, como el de células escamosas del esófago.
Aún queda mucho por descubrir sobre la forma en que el aceite de oliva afecta al cáncer y todavía faltan datos concretos sobre los mecanismos que explican el papel beneficioso que desempeña en la prevención o la inhibición del crecimiento de diferentes tipos de cáncer. Sin embargo, según la información disponible en la actualidad, el aceite de oliva podría actuar de forma simultánea durante las diferentes etapas del proceso de formación del cáncer.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA PRESIÓN ARTERIAL
Varios estudios de investigación han informado de una estrecha relación entre la dieta y la presión arterial. Ciertos alimentos pueden elevar la presión arterial además de tener un efecto sobre el peso corporal.
¿QUÉ ES LA PRESIÓN ARTERIAL ALTA?
La presión arterial alta se conoce como hipertensión arterial y se considera que ocurre cuando las lecturas de la presión arterial están constantemente por encima de 140/90 mmHg.
La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo coronario en el caso de la arteriosclerosis. Junto con el colesterol alto en la sangre, el tabaquismo, la obesidad y la diabetes, es uno de los principales problemas de salud del mundo desarrollado. Al igual que otros factores de riesgo, el estilo de vida puede contribuir a la hipertensión.
Uno de cada cuatro adultos es hipertenso. Esto aumenta el riesgo de muerte prematura debido a los daños en las arterias del cuerpo, especialmente en las arterias que suministran sangre al corazón, los riñones, el cerebro y los ojos.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA PRESIÓN ARTERIAL
Aún no se ha comprobado claramente qué elementos de la dieta mediterránea son los que tienen efecto en la reducción de la presión sanguínea. Sin embargo, se ha demostrado que la incorporación del aceite de oliva a una dieta que por lo demás no se ha modificado tiene un claro efecto reductor de la presión arterial. Este efecto parece ser específico del aceite de oliva. El consumo regular de aceite de oliva disminuye tanto la presión sanguínea sistólica (máxima) como la diastólica (mínima).
Hay pruebas recientes de que, cuando se consume aceite de oliva, puede reducirse la dosis diaria de medicamentos necesarios para controlar la presión arterial en los pacientes hipertensos, posiblemente debido a la reducción del ácido nítrico causada por los polifenoles.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA DIABETES
¿QUÉ ES LA DIABETES?
La diabetes mellitus es uno de los principales problemas de salud de los países desarrollados y la sexta causa de muerte. Es una de las principales enfermedades metabólicas y es potencialmente muy grave porque puede causar muchas complicaciones que dañan gravemente la salud, como enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, ceguera, trastornos de la circulación periférica, etc.
Hay dos tipos de diabetes mellitus: la diabetes de tipo I o insulinodependiente, que se manifiesta en niños y adolescentes, y la diabetes de tipo II o no insulinodependiente, que aparece en la edad adulta, generalmente a partir de los 40 años. La insulina es necesaria para controlar el primer tipo, mientras que el segundo tipo, más frecuente, suele estar asociado con la obesidad y no requiere tratamiento con insulina. Hoy en día se considera que una persona es diabética cuando, dos horas después de haber ingerido una cantidad alta de glucosa, tiene un nivel de azúcar en la sangre en ayunas de más de 126 mg/dl, o de más de 200 mg/dl sin haber ayunado.
La intolerancia a la glucosa se produce cuando una persona tiene niveles elevados de azúcar en la sangre (entre 110 y 125 mg/dl) sin signos claros de enfermedad, pero con un riesgo importante de padecer diabetes en el futuro.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA DIABETES
Una dieta rica en aceite de oliva no solo es una buena alternativa para el tratamiento de la diabetes, sino que también puede ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Previene la resistencia a la insulina y sus posibles consecuencias perniciosas elevando el colesterol HDL, reduciendo los triglicéridos, controlando mejor el nivel de azúcar en la sangre y disminuyendo la presión arterial. Se ha demostrado que una dieta rica en aceite de oliva, baja en grasas saturadas, moderadamente rica en carbohidratos y fibra soluble de frutas, verduras, legumbres y cereales es el tratamiento más eficaz para los diabéticos. Además de reducir las lipoproteínas de baja densidad «malas», este tipo de dieta mejora el control del azúcar en la sangre y aumenta la sensibilidad a la insulina.
Estos beneficios están documentados tanto en la diabetes infantil como en la adulta.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA OBESIDAD
¿QUÉ ES LA OBESIDAD?
La obesidad o el sobrepeso se produce cuando las reservas de energía, sobre todo en forma de grasa, son excesivas. Aparece cuando la cantidad de energía obtenida a través de la dieta es mayor que la cantidad de energía gastada. Se corrige asegurando que el gasto energético (ejercicio físico, tasa metabólica basal, etc.) sea mayor que la ingesta de energía.
Una buena dieta para reducir peso debería:
- Proporcionar menos energía de la que se necesita para mantener el peso corporal
- Aportar cantidades adecuadas de todos los nutrientes
- Ser aceptable, asequible y agradable
EL ACEITE DE OLIVA Y LA OBESIDAD
El aceite de oliva es un nutriente de gran valor biológico. Como todas las demás grasas y aceites, tiene un alto contenido calórico (9 Kcal por gramo), lo que podría hacer pensar que contribuiría a la obesidad. Sin embargo, la experiencia demuestra que hay menos obesidad en los pueblos mediterráneos, que son los que más aceite de oliva consumen.
Se ha demostrado que una dieta rica en aceite de oliva provoca una pérdida de peso mayor y más duradera que una dieta baja en grasas. Se prefiere el aceite de oliva porque sabe bien y es un estímulo para comer verduras.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
También se ha demostrado que el aceite de oliva desempeña un papel importante en el sistema inmunológico.
¿QUÉ ES EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
El sistema inmunológico defiende el cuerpo de la invasión de sustancias extrañas (toxinas, microorganismos, parásitos, procesos tumorales, etc.) mediante la coordinación de mecanismos específicos y no específicos.
Las defensas inespecíficas o innatas son la primera línea de protección contra los microorganismos. Están formadas por la piel, las mucosas, el sistema del complemento (el complemento, un grupo de unas 20 proteínas fabricadas en el hígado, ayuda a destruir microorganismos), los factores hormonales, etc., y su acción no se ve afectada por el contacto previo con la sustancia extraña.
Se producen mecanismos específicos después de la exposición a la sustancia y requieren la participación de los linfocitos B (sistema humoral) y los linfocitos T (sistema celular).
La inmunidad innata responde de manera similar a la mayoría de los microbios, mientras que la respuesta inmunológica específica varía según el tipo de microorganismo para eliminarlo de la manera más eficaz posible.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Se ha documentado que la ingesta de aceite de oliva refuerza el sistema inmunológico contra los ataques externos de microorganismos, bacterias o virus.
Se sabe desde hace tiempo que las deficiencias de minerales y vitaminas pueden tener un efecto adverso en el sistema inmunológico.
Investigaciones recientes han llegado a la conclusión de que los ácidos grasos de la composición del aceite de oliva son buenos aliados para reducir importantes parámetros inmunológicos como la proliferación de linfocitos inducida por mitógenos específicos de las células B y T.
Se ha indicado que estos ácidos grasos desempeñan un papel importante en varias funciones inmunológicas. Participan en la regulación de los procesos inflamatorios y pueden ser eficaces en el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes y en la regulación del sistema inmunológico en general.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA ARTRITIS REUMATOIDE
La artritis reumatoide es una enfermedad inmunológica inflamatoria crónica de causas desconocidas que afecta a las articulaciones. Los genes, los factores infecciosos, las hormonas y la dieta podrían estar asociados a su aparición. Aunque algunos estudios habían sugerido que el aceite de oliva podía ayudar a aliviar sus síntomas, no confirmaron ese efecto protector.
Ahora, los resultados de un estudio publicado recientemente sugieren que el consumo regular de aceite de oliva puede reducir el riesgo de desarrollar artritis reumatoide.
Según los autores del estudio, las personas que seguían dietas con un alto contenido de aceite de oliva corrían menos riesgo de sufrir esta enfermedad. El estudio reveló que las personas que consumían menos aceite de oliva tenían 2,5 veces más posibilidades de desarrollar artritis reumatoide que las que lo consumían con mayor frecuencia.
Aunque el funcionamiento de este fenómeno aún no está claro, se sospecha que los antioxidantes ejercen un efecto beneficioso.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL SISTEMA DIGESTIVO
El aceite de oliva, en cuanto lo ingerimos, produce una serie de efectos en todo el sistema digestivo. Ya en la antigüedad se recomendaba el aceite de oliva para diversos trastornos digestivos. Actualmente, sus propiedades beneficiosas se han confirmado en una serie de estudios epidemiológicos y con una gran cantidad de datos científicos.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL ESTÓMAGO
Cuando el aceite de oliva llega al estómago, no reduce el tono del anillo muscular o esfínter en la base del esófago. Por ese motivo, reduce el riesgo de flujo o reflujo de alimentos y jugos gástricos desde el estómago hasta el esófago.
El aceite de oliva también inhibe parcialmente la motilidad gástrica. Como resultado, el contenido gástrico del estómago se libera más lenta y gradualmente en el duodeno, lo que da una mayor sensación de «plenitud» y favorece la digestión y absorción de nutrientes en el intestino.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL SISTEMA HEPATOBILIAR
Uno de los efectos del aceite de oliva en el sistema hepatobiliar es que es un colagogo, por lo que asegura el drenaje óptimo de la bilis y el vaciado completo de la vesícula biliar. Otro efecto es que es colecistocinético, es decir, estimula la contracción de la vesícula biliar, lo que resulta sumamente útil para el tratamiento y la prevención de los trastornos de los conductos biliares. Estimula la síntesis de sales biliares en el hígado y aumenta la cantidad de colesterol excretado por el hígado.
En resumen, debido a su efecto beneficioso sobre el tono muscular y la actividad de la vesícula biliar, el aceite de oliva estimula la digestión de los lípidos, porque son emulsionados por la bilis, y evita la aparición de cálculos biliares.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL PÁNCREAS
Cuando se consume, el aceite de oliva produce una pequeña cantidad de secreción por parte del páncreas, lo que hace que este órgano «trabaje» poco, pero de manera eficiente y suficiente para llevar a cabo todas sus funciones digestivas. El aceite de oliva se recomienda en enfermedades en las que se debe mantener la función pancreática, como la insuficiencia pancreática, la pancreatitis crónica, la fibrosis quística, los síndromes de malabsorción, etc.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL INTESTINO
Debido al sitosterol que contiene, el aceite de oliva evita parcialmente que el intestino delgado absorba el colesterol. También estimula la absorción de varios nutrientes (calcio, hierro, magnesio, etc.).
El aceite de oliva, por lo tanto, es una grasa que se digiere y se absorbe muy bien. Tiene cualidades muy especiales y un suave efecto laxante que ayuda a combatir el estreñimiento y el mal aliento.
EL ACEITE DE OLIVA DURANTE EL EMBARAZO Y EN LA NIÑEZ
El aceite de oliva desempeña un papel fundamental en el desarrollo del feto durante el embarazo. Su deficiencia puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo posterior del bebé.
Se ha demostrado que el desarrollo postnatal de los bebés de madres que consumieron aceite de oliva durante el embarazo es mejor en cuanto a estatura, peso, comportamiento y reflejos psicomotores.
El feto necesita vitamina E para crecer. El recién nacido también necesita un depósito de vitamina E para luchar contra el estrés oxidativo causado al entrar en una atmósfera de oxígeno. Aunque no es muy abundante en el aceite de oliva, está presente en cantidad suficiente gracias a la resistencia del aceite de oliva a la oxidación.
Por lo tanto, tanto la cantidad como el tipo de alimentos consumidos en la dieta durante el embarazo desempeñan un papel clave en las adaptaciones metabólicas que ocurren en la madre y en su relación funcional con el feto.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA LACTANCIA MATERNA
Durante el parto, la vitamina E en la sangre de la madre se concentra en las glándulas mamarias y, por consiguiente, durante la lactancia, la madre sigue suministrando vitamina E. Es esencial mantener los niveles de esta vitamina durante la lactancia.
La vitamina E también se recomienda para los bebés prematuros y recién nacidos con insuficiencia renal o pancreática debido al efecto favorable que tiene en el sistema hepatobiliar.
No obstante, el aceite de oliva no solo proporciona suficientes ácidos grasos esenciales para el desarrollo del recién nacido, sino que su proporción entre ácido linoleico y ácido linolénico (ácidos grasos esenciales) es similar a la de la leche materna.
El efecto beneficioso del ácido oleico perdura después del embarazo. Además de su eficacia documentada en la prevención de la hipercolesterolemia y la aterosclerosis, que es un proceso que puede comenzar en la niñez, el ácido oleico también parece ejercer una influencia positiva en el crecimiento y en la mineralización y el desarrollo de los huesos durante la infancia.
NECESIDADES NUTRICIONALES
Durante el embarazo y la lactancia es aconsejable consumir más grasas, principalmente grasas monoinsaturadas, y al mismo tiempo reducir las grasas saturadas y el colesterol en la medida de lo posible. Se deben seguir las pautas generales de alimentación y se debe controlar la ingesta de calorías para evitar un aumento excesivo de peso.
Los niños menores de tres años tienen necesidades nutricionales diferentes de las de los niños de mayor edad. El 40% de la energía que consumen proviene de la grasa, ya esté en la leche materna o en cualquier otro tipo de leche. Se recomienda mantener este patrón de alimentación y asegurar que la ingesta energética y nutricional cubra las necesidades de desarrollo del niño.
EL ACEITE DE OLIVA Y EL ENVEJECIMIENTO
El aceite de oliva es rico en diversos antioxidantes (vitamina E, polifenoles…) que desempeñan un papel biológico positivo en la eliminación de los radicales libres. Son las moléculas implicadas en algunas enfermedades crónicas y en el envejecimiento. Varios estudios epidemiológicos han demostrado que los antioxidantes también elevan la esperanza de vida.
La dieta influye en muchas enfermedades relacionadas con el envejecimiento, en particular la osteoporosis y el deterioro de la función cognitiva.
¿QUÉ ES LA OSTEOPOROSIS?
La osteoporosis es una reducción de la masa de tejido óseo que aumenta el riesgo de fracturas. Hay dos tipos. El tipo I ocurre en mujeres de mediana edad, postmenopáusicas, y el tipo II en los ancianos.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA OSTEOPOROSIS
El aceite de oliva parece tener un efecto favorable en la calcificación de los huesos. Además, la mineralización de los huesos mejora cuanto más aceite de oliva se consume. Ayuda a la absorción del calcio, por lo que desempeña un papel importante durante el período de crecimiento y en la prevención de la osteoporosis.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA FUNCIÓN COGNITIVA
Las dietas ricas en aceite de oliva pueden prevenir la pérdida de memoria en personas mayores sanas. Se ha observado una menor posibilidad de sufrir un deterioro cognitivo relacionado con la edad en un estudio realizado en personas de edad avanzada. A estas les administraron alimentos con un alto contenido de grasas monoinsaturadas, como es el caso concreto del aceite de oliva.
No se sabe con exactitud la cantidad de grasas de este tipo que hay que ingerir para evitar el declive cognitivo. Sin embargo, se cree que este efecto se produce porque los ácidos grasos monoinsaturados pueden ayudar a mantener la estructura de las membranas de las células cerebrales, ya que la necesidad de estos ácidos parece aumentar durante el envejecimiento.
En el mismo estudio se observó que la cantidad de aceite de oliva consumido era inversamente proporcional al declive cognitivo relacionado con la edad y la pérdida de memoria, la demencia y la enfermedad de Alzheimer.
EL ACEITE DE OLIVA Y LA PIEL
En los seres humanos el envejecimiento conduce a un progresivo daño estructural y funcional de la piel.
El tejido de la piel pasa por una serie de cambios. Los principales son que las capas internas y externas de la piel (dermis y epidermis) se debilitan, se pierde la elasticidad, el área que une la dermis a la epidermis se vuelve menos resistente, se produce fibrosis con la acumulación de colágeno y el tejido pierde capacidad para combatir y reparar los daños.
Ciertos factores externos, como los rayos del sol, aceleran el envejecimiento generando radicales libres. Aunque las células están equipadas con mecanismos que neutralizan su acción, es posible reducir el daño celular mediante el uso de inhibidores que disminuyen el riesgo. Uno de esos inhibidores naturales es el aceite de oliva, cuyo perfil de lípidos es muy similar al de la piel humana.
Además de los polifenoles, el aceite de oliva contiene una gran proporción de vitaminas A, D y K, así como vitamina E, la principal fuente de protección contra los radicales libres que producen la oxidación celular. Esto lo convierte en una buena ayuda en terapias específicas para tratar trastornos de la piel como el acné, la psoriasis y los eczemas seborreicos.
También se ha sugerido que, debido a su notable efecto antioxidante, el aceite de oliva podría desempeñar un papel importante en la prevención de la oxidación continua, uno de los procesos que influyen en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer de piel. Se han iniciado estudios sobre la vitamina E, pero este tipo de investigaciones llevan mucho tiempo y todavía no se dispone de datos concluyentes. Sin embargo, la teoría es que se cree que el ácido oleico desempeña un papel importante para contrarrestar la oxidación continua.